Los tragos amargos también hay que tomarlos, no solo de tragos dulces se vive. Deberái ser así, pero no lo es. Ni se asemeja a la realidad. Y la realidad mata. Por cualquier rincón, por cualquier esquina. Mentales o imaginarias las realidades suelen ser duras. Asperas.
Si eres pequeño minimizas las cosas, es cuando crees que eres inmortal y solo se mueren "los otros", a ti no te puede pasar de ninguna de las maneras. Creemos que tenemos un pacto con la muerte. Que le caemos bien. Que entiende nuestras cabezitas llenas de imaginación. Que somos únicos, y que por eso no nos puede pasar nada.
Cuando somos mayores, pasa al revés, se maximiza. Creemos que no podemos con ello. Pero se mueve tierra y cielo para ello. Y, más o menos, se consigue. Cada quien con su piedra, con su lastre, más o menos grande y pesado.
Por eso cuando lidiamos con los tragos amargos (y nos los bebemos sin rechistar), ahí vemos de lo que estamos hechos.
No hay que ser fuerte, solo hay que aparentarlo.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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