domingo, 14 de noviembre de 2010

Un camino duro

La violencia y el caos suelen conducir a dos caminos: la tristeza y la desolación.
El primer camino se puede olvidar y dejar a un lado, pero la desolación suele quedarse mucho más tiempo, es como esa persona a la que no quieres volver a ver en tu vida y cuando estás viendo la tele llama a tu móvil. Y claro, dejas sonar el teléfono.
Nunca he entendido la violencia en ninguna de sus múltiples caras, es decir, física o sicológica. Siempre hay que buscar otras vías antes de la violencia. Y mas si ésta es gratuita. Que es la peor de todas.
Cuando era pequeño me frotaba los dedos de las manos cuando alguien me trataba mal sin haber hecho yo nada malo. Me sudaban mis pequeñas manos y como síntoma de nerviosismo, me frotaba unos dedos con los otros. En ese momento creo que sentía solo tristeza. La desolación la conoces más tarde, cuando sabes el significado de muchas mas cosas y comprendes su alcance. Eres más vulnerable.
Y cuando peor te sientes es cuando le pasa algo a gente importante para ti, no cuando te pasa a ti mismo. El que crea lo contrario, es una mierda. Y un mierda, que no es lo mismo aunque se utilice la misma palabra.

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