domingo, 24 de octubre de 2010

Pintoresco

Hay pocas ciudades tan pintorescas como Madrid. Una calle como la Gran Vía madrileña no se ven todos los días. Yo tengo el privilegio de que ese tópico se cumpla. La veo e interactuo con ella todos los días. Hay días que estoy fuera (en Galicia) y me acuerdo de algo que me haya pasado ahí, o de unos ojos bonitos que haya visto ahí.
El otro día fuí hasta el templo de Debod (templo egipcio) y entré. nunca había entrado, pero me agradó sobremanera. En el segundo piso había una especie de guía hablando sobre la piedra Rosetta, y como se pudieron entender los jeroglíficos gracias a ella. Hoy en día está en el Museo Británico, yo la ví, una piedra negruzca hermosa.
Sol, es el centro del universo madrileño, todo el mundo confluye allí. El "alcalde de Madrid", Carlos III vigila, contempla y cuida la plaza y a sus paseantes de todos los credos, color o ilusión. Una pasada caminable y llana, apra hacer de todo o simplemente no hacer nada.
Vivo en Malasaña, no hay barrio igual, hay de todo a 5 minutos andando, y cuando el sol se esconde y Selene llega puntual a su cita, la noche es sorprendente.
Es una ciudad donde sentirse como uno se quiera. Y no ser de ningún lugar en especial: Aunque confundan tu acento gallego con uno vasco.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Manu Chao - Carreteiro

Esta canción la escuché por primera vez en un bar que se llama Galigolo en un pueblo gallego llamdo O Carballiño. Y desde esa vez no la puedo quitar de la cabeza. En gallego.

Cosas usadas

¿Porqué nos gustan más las cosas cuando más usadas están? Unos tenis que no quieres que desaparezcan, unos pantalones de la suerte, un libro viejo hasta el punto de que se le caen las hojas poco a poco.
Es por que las hacemos nuestras, son partes de nosotros, como esos ojos que tan orgulloso estás de que sean tuyos, u otra cosa de la que estás menos (se dice el pecado, no el pecador).
Por eso no quieres desprenderte de ellos.
Es lo mismo que las personas, son parte elemental e integrante de tu ser. Por eso, tienes que rodearte de gente buena, amable, cariñosa, inteligente, crítica, imperfecta. Ese es el camino para llegar a la ciudad esmeralda de la paz.
Además son todo ventajas, si te rodeas de algo bueno, serás mejor (más bueno, en este caso).
Esto viene a colación porque estoy leyendo un libro sobre la Revolución Mexicana, y me está sorprendiendo muy gratamente. Cada quien tiene que hacer su revolución. Y así, siempre se podrá hacer una revolución mayor.

martes, 19 de octubre de 2010

Dicho y hecho

Siempre quiso tener un buen trabajo, ser un bala perdida, o un genio frustrado.
O un deportista que llega a la cumbre y se rompe y más tarde se pregunta a dónde podría haber llegado, que podría llegar a ser.
Sería un buen comienzo para alguien a quien el disgustaba vivir al sol.
Alguien que sin tener ni siquiera presente, soñara un pasado de lunas de queso.
Lo cambiaría todo por un instante de felicidad.
Ahora, en lo único que pensaba era en el próximo chute.
Y fúe...feliz.
Como cuando solo tenía cinco años y se sabía inmortal.

Olor a chocolate

Las despedidas no son lo duro. Lo difícil de verdad es acordarte de ella. Ver unos labios y sentir un escalofrío porque se parecen a los suyos. Ir caminado por la calle con mil pensamientos transitando por tu mente y de repente oler el aroma a chocolate que sale de cualquier lugar, muy parecido a como huele su perfume. Y de repente, sin tu poder evitarlo, esos pensamientos se dirigen todos al mismo lugar: a ella. A sus labios (otra vez), a sus piernas, a su boca...
Las despedidas no son lo difícil, es lo que viene detrás lo que entraña la verdadera dificultad.

viernes, 15 de octubre de 2010

Cambio

Lo tenía todo. Era bien parecido, buena gente hasta el punto de tener a todos contentos. Un buen trabajo. Un mejor futuro.
Pero una mujer lo tenía desolado. Una mujer no, varias.
Los fracasos de su vida, y lo peor es que no eran suyos. La mayoría eran pérfidas féminas que no sabían que querían, y menos lo que se perdían al no elegirlo. Perdían todo.
Lo ví en su habitación una noche, era un viernes. Estaba abatido. Le pregunté si estaba bien. Me dijo que sí. Lo único que hice fué volver a preguntarle. La misma respuesta salió desde algo en su interior.
Me fuí a dormir. Algo en mi amigo había cambiado.

jueves, 7 de octubre de 2010

Nobel de Literatura.

Una vez más nuestros amigos, la Academia Sueca, entregó el Nobel (y con ello un millón de dólares), a alguien fuera de las quinielas: el peruano Vargas Llosa.
Yo tenía dos candidatos: Cormac McCarthy (No es paía para viejos y La Carretera, entre otros) y mi gran favorito (elección enteramente mía), Haruki Murakami: ese mago japonés donde la realidad y la ficción se mezclan como en ningún autor, además de hacer suya la realidad contemporánea. No pudo ser. Pero algún día caerá.
Vargas Llosa llevaba unos 20 años entrando y saliendo de las quinielas del Nobel. Unas quinielas cada vez más esquivas.
Me gusta su faceta humanista y que siempre critica a los poderosos. Se presentó a la presidencia de su país. Aunque ganó un fascista de esos que tanto imperan en Sudamérica.
España es su segunda patria (como el asegura), eso es otra cosa que me gusta de él.
Y otra cosa muy importante: Hacía 20 años que no ganaba el Nobel un escritor en lengua castellana (o español, como dice el festejado), cuando el mexicano Octavio Paz se alzó con el premio.
Bueno, aunque no ganase ninguno de "los míos", que ¡Viva la Palabra Escrita!


P.D: Escritor a tener muy en cuenta: Jorge Volpi (México)