martes, 19 de octubre de 2010

Dicho y hecho

Siempre quiso tener un buen trabajo, ser un bala perdida, o un genio frustrado.
O un deportista que llega a la cumbre y se rompe y más tarde se pregunta a dónde podría haber llegado, que podría llegar a ser.
Sería un buen comienzo para alguien a quien el disgustaba vivir al sol.
Alguien que sin tener ni siquiera presente, soñara un pasado de lunas de queso.
Lo cambiaría todo por un instante de felicidad.
Ahora, en lo único que pensaba era en el próximo chute.
Y fúe...feliz.
Como cuando solo tenía cinco años y se sabía inmortal.

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