Promesas que se hacen una noche de borrachera.
Falsos amigos que ya no son lo que eran.
Una botella de cualquier alcohol al alcance de la mano.
Ambrosía a la luz de la luna junto a tu cuerpo.
Me siento bien hoy aunque no estés.
Es porque hablo contigo cuando me concentro en una canción.
Sigo acostado en tu cama, y hay días que no quiero saber nada del mundo que hay afuera.
Y eso es porque escucho tu risa en la lejanía.
Me despierto sudando un domingo de cada mes.
Un sueño gris pasa por mi cabeza cuando no te escucho soñar.
Una armónica gime debajo de mi cama, un bluesman muere en una esquina.
Ya no tiene más heroína a la que agarrarse muy fuertemente.
Tu voz resuena en cada neurona de mi ser, la tengo al alcance de mi mano.
Tu cuerpo sigue girando en mi cerebro, lo conozco mejor que al mío propio.
Una guitarra llora en algún lugar del mundo, y te escucho rezar.
Porque siempre estemos uno en la cabeza de otro.
Una cosa mágica y onírica es verte, es difícil de explicar lo que mi sangre susurra.
Pertenezco a ti, así que muérdeme siempre que quieras.
jueves, 28 de abril de 2011
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1 comentario:
Que bonito, me encanta. Te quiero mucho Jonathan.
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