Mi comida: dos pipas y un vaso de medio litro de agua. Un buen despertar para ser un lunes. La melancolía y no saber que va a pasar se encuentran a la vuelta de la esquina. Pero no las quiero ir a visitar. Me quedo en mi cama más tranquilo, aunque solo dé vueltas, porque tu no estás en ella.
Soñé cosas extrañas a mas no poder, como en los últimos tiempos. Cosas de mi pasado, y de mi presente. Situaciones familiares elevadas a la máxima potencia del surrealismo. Cosas bellas y extrañas como un fin de semana sin beber.
En uno de los mejores sueños soñaba contigo, y era feliz, en el momento álgido del sueño un ruido muy molesto me desconcentró. Era el maldito pitido del teléfono que me llamaba, atendí a su llamada, pero era alguien que se equivocó. Menudo momento eligió. Ya no pude retomar ese sueño maravilloso. Pero, no te preocupes, seguí soñando con realidades paralelas creadas por mí a través de mi cerebro. Y te volví a encontrar.
Te besé y la incertidumbre ya no volvió a visitarme.
lunes, 17 de enero de 2011
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