¿Qué será ahora de los locales de jazz?
Ni los músicos, ni el respetable podrá fumar dentro. Yo ahí dejaría fumar, pero solo para la gente que vive y disfruta del jazz en directo. Hace mucho que no veo a nadie en directo. Y se me nota, tengo ganas. Música de jazz con un saxofón quejándose amargamente por una mujer que se fué o clamando misericordia por la salvación de un alma. La batería tocada suavemente acompañando a un alma torturada o aporreada salvajemente mientras no sabes que esperar. Y un contrabajo divertido y sensual llamando por esa rubia a la que tanto echas de menos.
Y para terminar esa diva cantando como si solo fuese para tí en la primera butaca de un teatro.
Maravilloso y onírico jazz.
jueves, 27 de enero de 2011
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