miércoles, 12 de enero de 2011

Ansias

Su padre nunca le dedicó una palabra de cariño, nunca hizo nada bien (según él), hoy en día casi ni se hablaban, eran unos extraños siendo padre e hijo. No es triste, es real. No es ficticio, es real. No es mentira, es tangible.
Su padre seguía día a día su vida como esperando al siguiente y el dia siguiente al próximo.
El hijo vivía en un mar de dudas, nunca estaba seguro de casi nada. Nunca tuvo su apoyo. Y lleva naufragando a la deriva muchos años. Tan solo tiene una tabla de madera a la que agarrarse en el mar de la vida: su madre. Y ultimamente una mujer de rubios cabellos y ojos como finos melocotones y labios con sabor a almíbar.
Aunque el hijo era feliz. A su manera, claro está.
Hasta la siguiente sacudida de ese mar, hasta el siguiente soplo de felicidad. Hasta un lugar que ansía encontrar.

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