1- El imperio del sol, 1987
2- Una historia del Bronx, 1993
3- La habitación del hijo, 2001
4- The Fighter, 2010
5- Los mundos de Coraline, 2009
6- ¡Vivir!, 1994
7- Porque hay cosas que nunca se olvidan, 2009 (Cortometraje)
8- Soul Kitchen, 2009
9- Valor de ley, 1969
10- Animal Kingdom, 2010
lunes, 31 de enero de 2011
jueves, 27 de enero de 2011
A una carta
Puede ser muy factible que en esta campaña futbolística 2010-2011 (Andrés te echamos mucho de menos, para los fieles eras único), todo lo jugable se dirima en un duelo entre los dos clubes españoles más grandes de la historia: El Barsa y El Real Madrid.
Y es una cosa seria, hace mucho que no se veía un poder semejante en el orbe del balompié. Una delicia para esos equipos y una delicia para los amantes de este deporte único en el mundo.
Los blaugrana llevan unos puntos de ventaja en todos los ámbitos, pero este año puede ser el de una campanada tremenda del club de Concha Espina. Lo tiene todo: mucha ambición, un entrenador más listo que el diablo, al jugador más ambicioso del planeta y otras muchas cosas más.
La Liga ya es de los dos, pero claro, como en toda batalla, solo uno se mantendrá en pie y será recordado siempre, el otro, solo acumulará polvo en la memoria.
La Copa, casi más de lo mismo. El Barsa ya tiene su pasaporte para la final, los merengues un pie y medio.
La Champions es la competicón más difícil y más sorpresiva de las tres y tienen que apostar fuerte en el viejo continente, pero todos los rivales además de propios y extraños pujan por estos dos colosos de la patria íbera.
Sólo queda disfrutar.
Sed felices.
Y es una cosa seria, hace mucho que no se veía un poder semejante en el orbe del balompié. Una delicia para esos equipos y una delicia para los amantes de este deporte único en el mundo.
Los blaugrana llevan unos puntos de ventaja en todos los ámbitos, pero este año puede ser el de una campanada tremenda del club de Concha Espina. Lo tiene todo: mucha ambición, un entrenador más listo que el diablo, al jugador más ambicioso del planeta y otras muchas cosas más.
La Liga ya es de los dos, pero claro, como en toda batalla, solo uno se mantendrá en pie y será recordado siempre, el otro, solo acumulará polvo en la memoria.
La Copa, casi más de lo mismo. El Barsa ya tiene su pasaporte para la final, los merengues un pie y medio.
La Champions es la competicón más difícil y más sorpresiva de las tres y tienen que apostar fuerte en el viejo continente, pero todos los rivales además de propios y extraños pujan por estos dos colosos de la patria íbera.
Sólo queda disfrutar.
Sed felices.
Locales de jazz
¿Qué será ahora de los locales de jazz?
Ni los músicos, ni el respetable podrá fumar dentro. Yo ahí dejaría fumar, pero solo para la gente que vive y disfruta del jazz en directo. Hace mucho que no veo a nadie en directo. Y se me nota, tengo ganas. Música de jazz con un saxofón quejándose amargamente por una mujer que se fué o clamando misericordia por la salvación de un alma. La batería tocada suavemente acompañando a un alma torturada o aporreada salvajemente mientras no sabes que esperar. Y un contrabajo divertido y sensual llamando por esa rubia a la que tanto echas de menos.
Y para terminar esa diva cantando como si solo fuese para tí en la primera butaca de un teatro.
Maravilloso y onírico jazz.
Ni los músicos, ni el respetable podrá fumar dentro. Yo ahí dejaría fumar, pero solo para la gente que vive y disfruta del jazz en directo. Hace mucho que no veo a nadie en directo. Y se me nota, tengo ganas. Música de jazz con un saxofón quejándose amargamente por una mujer que se fué o clamando misericordia por la salvación de un alma. La batería tocada suavemente acompañando a un alma torturada o aporreada salvajemente mientras no sabes que esperar. Y un contrabajo divertido y sensual llamando por esa rubia a la que tanto echas de menos.
Y para terminar esa diva cantando como si solo fuese para tí en la primera butaca de un teatro.
Maravilloso y onírico jazz.
martes, 25 de enero de 2011
Apoyo
Ya solo con mis manos cuento los días que me quedan para verte
me estoy volviendo loco, cada día te echo más de menos
te haces querer de una manera hermosa y especial
con solo mirarte siento paz y armonía
Me pierdo en mi cabeza y llamo por tí, y todo está bien
apóyate en mí y me guiarás por sendas luminosas
no quiero perderme nada de ti
hoy me voy a dormir con una sensación extraña
pero mañana todo estará otra vez bien
Yo ya te había elegido de antemano
y mis dados apuntaron al número exacto
gracias por seguir mis desvaríos
por quererme con todo lo que soy
P.D: Bill Whiters - Lean on me. Reseña musical de hoy
me estoy volviendo loco, cada día te echo más de menos
te haces querer de una manera hermosa y especial
con solo mirarte siento paz y armonía
Me pierdo en mi cabeza y llamo por tí, y todo está bien
apóyate en mí y me guiarás por sendas luminosas
no quiero perderme nada de ti
hoy me voy a dormir con una sensación extraña
pero mañana todo estará otra vez bien
Yo ya te había elegido de antemano
y mis dados apuntaron al número exacto
gracias por seguir mis desvaríos
por quererme con todo lo que soy
P.D: Bill Whiters - Lean on me. Reseña musical de hoy
Luces de neón
Después de ver una peli que no es tan buena como parecía, no hay mejor visión que ver la ciudad llena de luces y poca gente por la calle. Hace frío y no te metes las manos en los bolsillos porque aún te queda refresco y palomitas y las quieres acabar. Pero no pasa nada, así sientes la circulación en tus manos. Vas con dos amigos hablando de una cosa y otra. De todo un poco.
Y sigues viendo esas luces y piensas en lo espectacular que es una ciudad y porque estás en sintonía con ella. Y sigues con tus palomitas.
No todos los días son para obras maestras, pero siempre hay cosas por las que saber que estás vivo y enseñar al mundo porqué estás en él.
P.D: Cómo cambian los barrios y las ciudades de vivirlos de día a vivirlos de noche.
Y sigues viendo esas luces y piensas en lo espectacular que es una ciudad y porque estás en sintonía con ella. Y sigues con tus palomitas.
No todos los días son para obras maestras, pero siempre hay cosas por las que saber que estás vivo y enseñar al mundo porqué estás en él.
P.D: Cómo cambian los barrios y las ciudades de vivirlos de día a vivirlos de noche.
martes, 18 de enero de 2011
El tarro de las esencias
Contigo destapé el tarro de las esencias
y descubrí un mundo nuevo
ríos de paz corriendo por mis venas
felicidad transmitida a mis neuronas.
Ninguna bruma es demasiado grande a nuestro paso
cualquier lluvia es buena cayendo sobre tu pelo
el agua sabe distinta en tus labios
tu cuerpo es un templo de sensaciones.
Me da igual el camino a seguir si coges mi mano
y me indicas por donde podemos ir
prados verdes llenos de luz
y playas desiertas llenas de todo.
Me vuelvo a dormir y te me apareces en sueños
cálidos como una estufa en invierno
livianos como nuestro peso en el agua
te besaré hasta el día del juicio final.
y descubrí un mundo nuevo
ríos de paz corriendo por mis venas
felicidad transmitida a mis neuronas.
Ninguna bruma es demasiado grande a nuestro paso
cualquier lluvia es buena cayendo sobre tu pelo
el agua sabe distinta en tus labios
tu cuerpo es un templo de sensaciones.
Me da igual el camino a seguir si coges mi mano
y me indicas por donde podemos ir
prados verdes llenos de luz
y playas desiertas llenas de todo.
Me vuelvo a dormir y te me apareces en sueños
cálidos como una estufa en invierno
livianos como nuestro peso en el agua
te besaré hasta el día del juicio final.
lunes, 17 de enero de 2011
El Gato Negro
Voy caminando por la calle, sé que estoy caminando porque las luces se mueven hacia mi y siento el pesado movimiento de mi cuerpo y mis manos golpenado contra mi cuerpo.
Creo que llevo vestido algo elegante. Qué porque lo sé. Porqué había quedado con ella. Lo que no me acuerdo, lo único, es si fui a no. Me fijo en una manga de mi americana: es carmín. Carmín rojo y emborronado que cubre mi muñeca derecha, es decir, en la parte derecha de mi traje.
Así que es verdad llegué a la cita, no sé el cómo, sé el porqué: una última mirada a sus ojos, ya sabía que me iba a dejar. No la culpo de nada. Hasta yo me considero un desastre. Eso sí, voy a romper una lanza a mi favor. Nadie me entiende o lo que sería normal: no me doy a entender y nadie me quiere entender. Y cuando encuentro algo parecido a eso hago lo imposible para que me deje. Menudo campeón estoy hecho. En mi mente, mientras voy caminando por la calle, me compara con algún gran boxeador que baja a los infiernos después de ser el rey de los cielos. Y esbozo una sonrisa. Una sonrisa triste y amarga, como una gota de limón en una herida supurante.
Sigo caminando, conozco esta ciudad como la palma de mi mano, pero hoy es para mí como una amante esquiva. Irreal, celosa, me rechaza y casi siento como me escupe a la cara. Solo siento desolación al verle ahí en su pedestal sin siquiera sentir que estoy esperando solo un abrazo. En fin, queridos amigos, el eterno retorno y esos cuentos chinos. Cuando quiero a una mujer, la hago escapar. Soy un gran repelente.
Ya ni me acuerdo cuanto tiempo llevo por la ciudad, por sus calles. Tengo ganas de una copa, una buena copa, que no me va a ayudar a nada. Pero me centrará. Al menos, eso es lo que pienso yo.
Al final del camino por donde voy sin rumbo fijo escucho música, algo parecido al jazz, por lo menos por el sonido de la trompeta y un acompañamiento cálido que me hace estremecer. Ahí me sentiré seguro.
Me encamino hacia el local. Unas estrambóticas luces de neón me advierten el peligroso nombre, El Gato Negro. No creo en la mala suerte ni en esas chorradas y hoy no me puede ir peor. Así que entro.
Paso el umbral de la puerta y me siento como en casa.
No habrá más de diez o doce personas, parecen todas salidas del disco ese de Los Beatles, si compañeros, el de los corazones solitarios. Es un buen nombre para un mugriento motel de carretera. Por lo menos a mi me gusta.
Veo una mesa vacía a mi izquierda. Acogedora, cálida, como estar en los fuertes brazos de un padre o en el regazo de una bondadosa madre. Me dirijo hacia ella.
En mi mente solo se ve un vaso de whiskie, ya lo puedo saborear. Ese líquido ambarino bajando por mi garganta y dándome esa sensación de calidez y felicidad artificial que tanto me gustan.
La camarera llega a mi mesa contoneándose. Izquierda, derecha, parece una leona, pero se mueve como una gacela. Al menos, eso es lo que me parece a mí.
Se acerca aún más a mi. Estamos frente a frente, me pregunta que quiero beber. Y respondo: un gin-tonic. Lo sé, la malta que quería. Pero creo que el sabor seco y áspero de la ginebra me ayudará más. Además, siempre hay tiempo para saborear un buen whiskie. Y yo ya lo hice en mi mente.
Un gin-tonic. Algo con clase para un sitio con clase. Algo duro para un sitio duro.
Un trío estaba tocando viejos clásicos de jazz y otras cosas como blues, todo de la vieja escuela. Cómo sabe de bien una buena copa regada con buena música. Es algo telúrico, tántrico, onírico... todo eso junto en una coctelera de sensaciones.
Las bebidas siguen llegando, y ya empiezo a estar borracho. Miro hacia la camarera, esta hablando con un tío que tiene pinta de mafioso pero de talla pequeña, una especie de Joe Pesci. Aunque intimida igual. Y yo con mi borrachera más. Mucho más. Tengo que ver menos cosas sobre la mafia. Creo que podría ser una nota mental. Cómo querer flirtear con la camarera.
Pero bueno, sería sólo un placebo al lado de lo que acabo de perder hace, no sé, aproximadamente unas horas.
Era única, y no única como el primer amor o cómo un amor de instituto. Unica de verdad, irrepetible, formidable, casi perfecta. Y lo mejor de todo amigos, es que era mía. Pero claro, mi vida es una continua partida de cartas contra las mujeres y acaban desplumándome. Eso sí, por arriesgar todo tanto, por querer llevarlo todo hasta límites insospechables.
Pero, ¿qué es una vida si no se vive hasta exprimirle todo el jugo?
Simplemente, no es una vida.
Creo que llevo vestido algo elegante. Qué porque lo sé. Porqué había quedado con ella. Lo que no me acuerdo, lo único, es si fui a no. Me fijo en una manga de mi americana: es carmín. Carmín rojo y emborronado que cubre mi muñeca derecha, es decir, en la parte derecha de mi traje.
Así que es verdad llegué a la cita, no sé el cómo, sé el porqué: una última mirada a sus ojos, ya sabía que me iba a dejar. No la culpo de nada. Hasta yo me considero un desastre. Eso sí, voy a romper una lanza a mi favor. Nadie me entiende o lo que sería normal: no me doy a entender y nadie me quiere entender. Y cuando encuentro algo parecido a eso hago lo imposible para que me deje. Menudo campeón estoy hecho. En mi mente, mientras voy caminando por la calle, me compara con algún gran boxeador que baja a los infiernos después de ser el rey de los cielos. Y esbozo una sonrisa. Una sonrisa triste y amarga, como una gota de limón en una herida supurante.
Sigo caminando, conozco esta ciudad como la palma de mi mano, pero hoy es para mí como una amante esquiva. Irreal, celosa, me rechaza y casi siento como me escupe a la cara. Solo siento desolación al verle ahí en su pedestal sin siquiera sentir que estoy esperando solo un abrazo. En fin, queridos amigos, el eterno retorno y esos cuentos chinos. Cuando quiero a una mujer, la hago escapar. Soy un gran repelente.
Ya ni me acuerdo cuanto tiempo llevo por la ciudad, por sus calles. Tengo ganas de una copa, una buena copa, que no me va a ayudar a nada. Pero me centrará. Al menos, eso es lo que pienso yo.
Al final del camino por donde voy sin rumbo fijo escucho música, algo parecido al jazz, por lo menos por el sonido de la trompeta y un acompañamiento cálido que me hace estremecer. Ahí me sentiré seguro.
Me encamino hacia el local. Unas estrambóticas luces de neón me advierten el peligroso nombre, El Gato Negro. No creo en la mala suerte ni en esas chorradas y hoy no me puede ir peor. Así que entro.
Paso el umbral de la puerta y me siento como en casa.
No habrá más de diez o doce personas, parecen todas salidas del disco ese de Los Beatles, si compañeros, el de los corazones solitarios. Es un buen nombre para un mugriento motel de carretera. Por lo menos a mi me gusta.
Veo una mesa vacía a mi izquierda. Acogedora, cálida, como estar en los fuertes brazos de un padre o en el regazo de una bondadosa madre. Me dirijo hacia ella.
En mi mente solo se ve un vaso de whiskie, ya lo puedo saborear. Ese líquido ambarino bajando por mi garganta y dándome esa sensación de calidez y felicidad artificial que tanto me gustan.
La camarera llega a mi mesa contoneándose. Izquierda, derecha, parece una leona, pero se mueve como una gacela. Al menos, eso es lo que me parece a mí.
Se acerca aún más a mi. Estamos frente a frente, me pregunta que quiero beber. Y respondo: un gin-tonic. Lo sé, la malta que quería. Pero creo que el sabor seco y áspero de la ginebra me ayudará más. Además, siempre hay tiempo para saborear un buen whiskie. Y yo ya lo hice en mi mente.
Un gin-tonic. Algo con clase para un sitio con clase. Algo duro para un sitio duro.
Un trío estaba tocando viejos clásicos de jazz y otras cosas como blues, todo de la vieja escuela. Cómo sabe de bien una buena copa regada con buena música. Es algo telúrico, tántrico, onírico... todo eso junto en una coctelera de sensaciones.
Las bebidas siguen llegando, y ya empiezo a estar borracho. Miro hacia la camarera, esta hablando con un tío que tiene pinta de mafioso pero de talla pequeña, una especie de Joe Pesci. Aunque intimida igual. Y yo con mi borrachera más. Mucho más. Tengo que ver menos cosas sobre la mafia. Creo que podría ser una nota mental. Cómo querer flirtear con la camarera.
Pero bueno, sería sólo un placebo al lado de lo que acabo de perder hace, no sé, aproximadamente unas horas.
Era única, y no única como el primer amor o cómo un amor de instituto. Unica de verdad, irrepetible, formidable, casi perfecta. Y lo mejor de todo amigos, es que era mía. Pero claro, mi vida es una continua partida de cartas contra las mujeres y acaban desplumándome. Eso sí, por arriesgar todo tanto, por querer llevarlo todo hasta límites insospechables.
Pero, ¿qué es una vida si no se vive hasta exprimirle todo el jugo?
Simplemente, no es una vida.
Ultimos tiempos
Mi comida: dos pipas y un vaso de medio litro de agua. Un buen despertar para ser un lunes. La melancolía y no saber que va a pasar se encuentran a la vuelta de la esquina. Pero no las quiero ir a visitar. Me quedo en mi cama más tranquilo, aunque solo dé vueltas, porque tu no estás en ella.
Soñé cosas extrañas a mas no poder, como en los últimos tiempos. Cosas de mi pasado, y de mi presente. Situaciones familiares elevadas a la máxima potencia del surrealismo. Cosas bellas y extrañas como un fin de semana sin beber.
En uno de los mejores sueños soñaba contigo, y era feliz, en el momento álgido del sueño un ruido muy molesto me desconcentró. Era el maldito pitido del teléfono que me llamaba, atendí a su llamada, pero era alguien que se equivocó. Menudo momento eligió. Ya no pude retomar ese sueño maravilloso. Pero, no te preocupes, seguí soñando con realidades paralelas creadas por mí a través de mi cerebro. Y te volví a encontrar.
Te besé y la incertidumbre ya no volvió a visitarme.
Soñé cosas extrañas a mas no poder, como en los últimos tiempos. Cosas de mi pasado, y de mi presente. Situaciones familiares elevadas a la máxima potencia del surrealismo. Cosas bellas y extrañas como un fin de semana sin beber.
En uno de los mejores sueños soñaba contigo, y era feliz, en el momento álgido del sueño un ruido muy molesto me desconcentró. Era el maldito pitido del teléfono que me llamaba, atendí a su llamada, pero era alguien que se equivocó. Menudo momento eligió. Ya no pude retomar ese sueño maravilloso. Pero, no te preocupes, seguí soñando con realidades paralelas creadas por mí a través de mi cerebro. Y te volví a encontrar.
Te besé y la incertidumbre ya no volvió a visitarme.
miércoles, 12 de enero de 2011
Ansias
Su padre nunca le dedicó una palabra de cariño, nunca hizo nada bien (según él), hoy en día casi ni se hablaban, eran unos extraños siendo padre e hijo. No es triste, es real. No es ficticio, es real. No es mentira, es tangible.
Su padre seguía día a día su vida como esperando al siguiente y el dia siguiente al próximo.
El hijo vivía en un mar de dudas, nunca estaba seguro de casi nada. Nunca tuvo su apoyo. Y lleva naufragando a la deriva muchos años. Tan solo tiene una tabla de madera a la que agarrarse en el mar de la vida: su madre. Y ultimamente una mujer de rubios cabellos y ojos como finos melocotones y labios con sabor a almíbar.
Aunque el hijo era feliz. A su manera, claro está.
Hasta la siguiente sacudida de ese mar, hasta el siguiente soplo de felicidad. Hasta un lugar que ansía encontrar.
Su padre seguía día a día su vida como esperando al siguiente y el dia siguiente al próximo.
El hijo vivía en un mar de dudas, nunca estaba seguro de casi nada. Nunca tuvo su apoyo. Y lleva naufragando a la deriva muchos años. Tan solo tiene una tabla de madera a la que agarrarse en el mar de la vida: su madre. Y ultimamente una mujer de rubios cabellos y ojos como finos melocotones y labios con sabor a almíbar.
Aunque el hijo era feliz. A su manera, claro está.
Hasta la siguiente sacudida de ese mar, hasta el siguiente soplo de felicidad. Hasta un lugar que ansía encontrar.
Pecas
Cuando me pierdo en mi mundo miro a sus grandes ojos ambarinos y me vuelvo a encontrar
a veces me pierdo en mis tinieblas, allí está ella para sacarme de ellas
cuando no puedo dormir en vez de aburrirme mirando ovejas al pasar cuento sus pecas y me quedo profundamente dormido
no encuentro palabras cuando la veo moverse
a penumbras o al sol que nace me parece igual de sublime.
Y porque no decirle que es única cuando es verdad
que es princesa y reina, ama y dueña, poetisa y terrenal
que no quiero huir de ninguna cama por fría que esta sea, si hay está ella
nunca he tenido nada claro en mi vida, pero a ella si.
Palabras se pueden decir muchas, hechos me ha demostrado a montones
comidas exóticas y sublimes, tragos del mejor vino en su cuerpo
despertares de un sueño plácido y feliz.
a veces me pierdo en mis tinieblas, allí está ella para sacarme de ellas
cuando no puedo dormir en vez de aburrirme mirando ovejas al pasar cuento sus pecas y me quedo profundamente dormido
no encuentro palabras cuando la veo moverse
a penumbras o al sol que nace me parece igual de sublime.
Y porque no decirle que es única cuando es verdad
que es princesa y reina, ama y dueña, poetisa y terrenal
que no quiero huir de ninguna cama por fría que esta sea, si hay está ella
nunca he tenido nada claro en mi vida, pero a ella si.
Palabras se pueden decir muchas, hechos me ha demostrado a montones
comidas exóticas y sublimes, tragos del mejor vino en su cuerpo
despertares de un sueño plácido y feliz.
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