Se fue hoy, pero todo está bien. Pongo música para que todo siga su buen curso. Un curso de agua cristalina y un sol radiante a todas horas. Felicidad en sólo cuatro minutos.
Llevo puesta una sudadera mía que se puso todo el fin de semana, a ella le queda mejor.
Estando en un bar se puso otra mía, esa aún le quedaba mejor, un guante pegado a su cuerpo.
Me queda el jazz de la última noche y su sonrisa recorriendo mis venas, un sofá acogedor y dos mojitos a precio de saldo.
Mi rubia pizpireta con alma de niña. Sigo aquí para ti, solo tienes que silbar.
LA música sigue sonando...
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