El mundo es igual en todas las partes. Igual. El cielo es siempre cielo y las personas son siempre personas. Eso es lo más importante que aprendí de mis vueltas por el mundo.
Así de sencillo. Así de real.
Al principio el mundo es un lugar irreal, un arcoiris de sensaciones y de cosas por explorar, pero a medida que avanzas por el camino de la vida, todo te parece igual en todos lados. Lo bueno y lo malo se confunden y llegan a unirse sin que apenas te des cuenta.
Al final queda lo de siempre: ella, unos cuantos amigos elegidos por ti que se cuentan con los dedos de una mano, y una buena familia, una familia que te apoye siempre.
Lo demás lo puedes encontrar en cualquier sitio, la vez que tu quieras.
Así es el mundo.
Y siempre va a ser así.
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