jueves, 10 de febrero de 2011

Cada día

No quiero acabar mi vida como esos viejos que se sientan horas a ver pasar el tiempo y a repasar en sus cabezas su vida, paso a paso, unos reviviendo la completamente y otros cambiando una cosa de aquí y otra cosa de allí. La segunda opción, en vano.
Quiero jugar con mis nietos (o mis bisnietos) hasta que del cansancio no pueda más y tenga que sentarme a tomar aire un momento. Reírme con sus ocurrencias. Y pasar mi mano por su pelo lleno de color mientras el mío sea blanco o gris en su defecto. Escucharlos hablar de cualquier cosa, empezando sus grandes vidas con pequeñas ideas. Contarles cuentos o explicarles como funciona un reloj. O darles de comer.
Esa es una buena forma de pasar el ocaso de una vida.
No escribir unas memorias, aunque las cosas hay que escribirlas casi siempre en perspectiva, la mayoría de las cosas importantes hay que escribirlas cada día.

1 comentario:

Lupe dijo...

Y yo estaré contigo. Esto me ha emocionado. Eres lo mejor, te amo.