-Papá, ¿el Oeste está muy lejos?
Su padre desde las alturas la miró perplejo, y a continuación las risas de sus progenitores estallaron ante su maravillosa ocurrencia.
-Hay que ir en barco. Imagínate lo lejos que está - le respondió
La mirada de la niña denotaba admiración, asombro y felicidad a partes iguales ante la figura de su padre.
Unos instantes después hizo lo que hacen los niños: seguir jugando y explorando el mundo. Era momento de irse a casa a descansar, mientras el sol se estaba ocultando al fondo de los altos y verdes árboles como si le implorase a la niña que jugase al escondite con el sólo un ratito más.
Los niños son increíbles (en este caso una niña con dos simpáticas coletas prendidas con sendas gomas amarillas) tienen una cantidad inimaginable de magia en su interior.
Es increíble que al crecer y convertirnos en esos aburridos sujetos llamados adultos, casi toda esa magia haya desparecido de nuestro interior.
Esto es importante, hay que dedicar uno segundos al día, cada día para sentarnos a charlar con ese niño que un día fuimos.
Y así saber dónde acertamos.
Y lo más importante: dónde nos caímos y no nos volvimos a levantar.
lunes, 23 de septiembre de 2013
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