Me sentaba a esperarte en cualquier parque. Luego cambiaba a un banco cualquiera. Ahora, a veces, te espero después de la noche. Cuando clarea se me olvida quien eras.
Ya no te espero.
Te salgo a buscar a cualquier plaza. Eso si, siempre de noche.
Y ahora hasta cambié lo que busco.
Porque ya no estás en ningún sitio.
Y a veces te encontraría en cualquiera.
Encendería unas velas y te aullaría tres días seguidos.
Y luego te tocaría cualquier cosa. Y fumaríamos algo de opio.
Y así pasaría la noche.
lunes, 7 de junio de 2010
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