Estoy resplandeciente con mi nueva sonrisa.
Mi traje blanco impoluto y único.
Me siento con la energía del sol y con la belleza austera de la luna.
Te aullaría hasta el amanecer.
Y fumaría peyote con los chamanes en Puebla y opio en algún convento budista en el Tibet.
Quiero perderme y desaparecer de la memoria de la gente, ser simplemente rayos de luz que salen al amanecer.
Irme lejos, y no hablar con nadie, sólo unas horas conmigo.
Y accionar mi gramola interna para acordarme de una canción, y así acordarme de alguien en especial.
O, simplemente resplandecer como plumas de pavo real en un desierto.
domingo, 20 de junio de 2010
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