Todos los días me levanto a las siete de la mañana.
El puto insomnio. Las putas palabras rotas ya no tienen significado para mí.
El edén sigue estando lejos y sigue esquivo en su maravillosa torre de cristal.
Mírame a los ojos y dime que ya no hay mañana al que esperar.
La aguja del tocadiscos acaba de parar.
Me encanta que sonrías así.
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