viernes, 8 de noviembre de 2013

El huésped

El día anterior fue un día como otro cualquiera, con lluvia en su mente y con luz y sol fuera de su cuerpo, en lo referente al clima estamos hablando.
Llevaba varios días con un dolor sordo y agudo en la parte derecha de su cerebro. Para más inri en la parte derecha de su cabeza, muy cerca de su ojo derecho,
Eso es - dijo el. Le dolía la parte más cercana a su ojo derecho. Había días que le dolía de una manera casi inaguantable, como si hubiese algo que viviese en ese particular lugar de su cabeza, perfectamente situado entre su ojo derecho y su oreja, siempre del mismo lado, claro está.
Había días que le dolía menos, otros más, movía el ojo para intentar descubrir que era lo que le molestaba, que era lo que le afligía.



Fue al médico, y el susodicho que tenía pinta de no seguir ni sus propias indicaciones, es decir, fumaba, no se cuidaba..., le dijo que podía ser a causa del estrés. Y claro, nuestro protagonista cayó en la cuenta de que eso podía ser muy cierto, y el diagnóstico del matasanos que no se cuidaba ser acertado.
En este momento de su vida estaba muy estresado la verdad. Empezando con su padre que era una losa muy grande que no se daba quitado de encima, pasando por sus terrenales amigos (poca cosa, la verdad), cada día más lejanos a el, y a el sin importarle siquiera. Su hermano, bueno, de su hermano no había queja ninguna, le daba atisbos de felicidad siempre que tiraba un poco de el. Su madre, una rara flor que crecía en medio de la inmundicia del mundo. El trabajo: bien, gracias. O lo que es lo mismo, no había trabajo. Y los demás problemas, la verdad eran la mayoría imaginaciones de su mente. O lo que es peor, verdades y realidades que el no hacía más que aumentar. Esta segunda posibilidad es peor que la anteriormente nombrada.
Otro día pasado el tiempo de despertó, miró hacia la parte izquierda de su habitación, y aunque fuese otoño un atisbo de luz intentaba con furia traspasar sus amarillentas cortinas. Se dio cuenta al momento que su en si ojo derecho seguía ese persistente sensación de molestia.
Y sintió moverse algo dentro de el. Le dio unos golpecitos a ver que encontraba pero ninguna contestación halló por respuesta.
Lo intentó de nuevo.
Y ahora si, unos golpes sordos y un movimiento siseante fue la respuesta.
No se precipitó en su análisis.
Y creó saber la respuesta.
Había "algo" dentro de su persona, dentro de su ojo.
Empezó a no pensar en nada, y se concentró concenziudamente en su propia persona.
Algo tenía la intención de salir.
Algo quería salir. Necesitaba salir.
Así que nuestro protagonista intentó lo posible, lo imposible, y lo improbable para que esto sucediese.
Pero nada de nada. La respuesta fue negativa.
Pensó en dormir... Y la respuesta fue mejor...
Sintió moverse algo entre su ojo, su cerebro y su mente...
Sintió una especia de gusano comiendo lo malo que éste almacenaba en su cerebro, una especie de recolector de las malas cosas que él tenía en su cerebro.
Y sentía que a la vez que el gusano comía se iba haciendo más grande, no enorme, pero crecía, cono todo lo malo que aspiraba y tragaba se hacía más grande. Todo esto se realizaba bajo un ritual de paz, el ser que estaba dentro de nuestro protagonista solo se alimentaba de lo malo que su huésped tenía dentro de el: experiencias, recuerdos malos, y tragos amargos. Nada más y nada menos.
Este proceso duró horas y horas, pero todo fue resultado de todo lo malo que se había acumulado en casi tres décadas, había mucho que comer, mucho que olvidar, muchos que transformar.
Pasaron las horas, y el gusano ya no creció más. Empezó a moverse junto a su oído derecho, El sentía que se movía porque creía necesitar salir del huésped. Y así fue lo que ocurrió.
El gusano empezó a salir de nuestro protagonista gordo pero feliz.
Pero estaba mudando de forma, a medida que salía por el conducto auditivo empezaba a convertirse en una mariposa multicolor. Un mariposa como nunca se había visto en este mundo ni en ningún mundo más.
Su trayecto llegó a su fin y la mariposa se giró en un intento de despedirse del huésped, eso es lo que creía el. Ella solo hizo su trabajo y se fue.
Y fue lo mejor que a el le pasó nunca.
Cayó en un profundo sueño.
Y siguió soñando que su barba crecía y se adueñaba de su ser, pero solo para cuidarlo del frío. Ya que ese día mucho frío hacia fuera.

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