martes, 13 de diciembre de 2011
Séptimo Arte
NETWORK (Un mundo implacable)
Obra maestra orquestada por el ya desaparecido Sidney Lumet, del año 1976.
Crítica y Sinopsis:
Un veterano y carismático presentador de informativos es despedido cuando su programa pierde un gran número de espectadores. Después de haberle dedicado una parte muy importante de su vida esta noticia es cruel y lo deja hundido. Como despedida del programa y en su última intervención le dejan decir unas palabras para sus fieles oyentes, y en medio de esto suelta ante la cámara que en su última aparición televisiva se va a volar la tapa de los sesos delante del televisor, esta noticia causa un gran revuelo y todos creen que se ha vuelto loco.
Una productora sin ningún escrúpulo idea una nueva modalidad para el programa de nuestro protagonista (el que se vuelve loco), y lo convierte (en parte gracias a él) en una especie de profeta que dice verdades como puños ante la atónita expectación de los norteamericanos que lo miran al detalle. Pero claro, cuando no funcione, a la calle. La ley del espectáculo: todo lo que sube tiene que bajar.
Es una película para estar muy atentos, los diálogos son muy frescos, directos, punzantes, de un nivel muy alto, preciosistas, maravillosos. Se ven nítidas las relaciones entre los protagonistas (Duvall, Dunaway, Finch y Holden están inmensos), y los sentimientos de cada uno están aún mejor delineados si cabe. Un pincel de cerdas finas para pintar un óleo de sensaciones y de emociones impactante.
Como bagaje de la película, podemos hablar de cuatro importantísimos premios a esta lúcida y maravillosa crítica hacia el periodismo. Tres Oscar a sus intérpretes, uno para Faye Dunaway, otro para Peter Finch, otro para un secundario de lujo. Y el colofón: a mejor guión original. Pocas veces se dan galardones tan merecidos.
Otra película clásica pero con un tema muy ocurrente y actual para este mundo en que vivimos: hay que hacer de todo para vender, da igual a quien te lleves por delante o lo rastrero que tengas que ser. Solo vale una cosa por encima de todas: el éxito.
Les contaré algo: cuando un amigo me la propuse me dió mucha pereza, pero la puso igual (siempre me pregunta que quiero ver), pero acertó de pleno. Me enamoré de esta dura pero real montaña rusa de emociones. Larga vida al periodismo.
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