La lámpara me guiña un ojo mientras me vigila, dos sillas me esperan sentadas
Hay un halo negro cerca de mi, pero el calor se arremolina a su vera
Yo estoy en una isla de tonos verdes y lejanías naranjas
Hay un gigante sonriendome desde poniente, solo quiere jugar conmigo al escondite
El blanco de las nieves del mañana ya no volverán hoy
ese rojo fuego se extinguió con la última revolución
y se convirtió en un épico gris
nada más espero al barquero
por eso siempre llevo monedas de cobre conmigo
Abro un libro, pero las palabras no fluyen
en ese momento el viento azota en mi ventana
y me susurra que ya es hora de partir
me voy al bosque infinito
donde soy yo y otros muchos
Un día volveré con barba en un navío por la bruma
y creerán que soy un dios por la plata de mis ojos
aunque les contestaré que solo quiero algo caliente para mi estómago
porque el viaje fué eterno
domingo, 24 de enero de 2010
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