Pero nadie quería jugar con el.
Y lo intentaba, lo intentaba con mucho ahínco cada día más ilusionado, cada día más amable.
Pero nadie quería jugar con el.
Un día todo eso cambió porque encontró una niña bonita a rabiar, bonita a más no poder. Se llamaba Saeki y como nuestro amigo el sol no tenía amigos. Nadie entendía su precioso e inmenso mundo. Solo tenía cinco años. Qué iban a saber esos aburridos y estresados adultos.
Se hicieron muy amigos y ella le dijo que cuando fuese mayor se casaría con el. Que estarían juntos toda su vida. Todas las vidas.
Eso hizo muy feliz a nuestro protagonista.
Ella al crecer no fue como esos grises y adustos adultos.
Fue especial. Era especial. Siempre lo fue.
Se convirtió en una preciosa luna.
Y para siempre alegraron un poco la vida y los corazones a todos los que soñaban con ellos.
Pero esa es otra historia..
Para Lupe
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